MEJORA TU COMPOSICIÓN CORPORAL.
PÉRDIDA DE GRASA.
En el anterior artículo ya vimos que la clave de la pérdida de grasa no está en un solo alimento.
Ni siquiera en un solo factor como puede ser la alimentación. Además, vimos cual sería la forma de atacar los problemas, buscando soluciones ante ellos y no perdiendo el tiempo con excusas que no nos llevan a ningún lado.
La clave para que mejoremos nuestra forma física, de una forma lógica y consiguiendo que sea sostenible a largo plazo:
Está en nuestras acciones diarias, y si somos capaces de mantener aquellas acciones que nos beneficien a lo largo del tiempo, sin que suponga un nivel de estrés o de ansiedad que no seamos capaces de soportar.
Estas acciones, repetidas en el tiempo y sistematizadas, componen NUESTROS HÁBITOS, costumbres individuales, grupales, étnicas…
Pensar que una dieta “de adelgazamiento” es algo transitorio es un error gravísimo, además de que pensar en el concepto de dieta como régimen alimentario suele llevarnos al fracaso a largo plazo.
De todas formas, comprobarlo es fácil; buscáis uno de los miles de planes de adelgazamiento que hay en internet para perder peso, e intentáis seguirlo tal cual durante un año… Ni de broma seguimos eso al pie de la letra un año entero.
No es sostenible, ni individualizado, ni piensa en vuestra saciedad, en vuestras necesidades reales…
Además, propone una idea mal concebida que es la de hacer una dieta, sufrir, perder peso, y luego volver a hacer lo que te dé la gana. Cuando después de un periodo de tiempo pienses qué has obtenido lo más seguro es que la respuesta sea NADA.
Recuperaste los kilos que perdiste, tienes más ansiedad por la comida, miedo al concepto de dieta y ningún conocimiento sobre alimentación que pueda ayudarte en el futuro.
Claro que podemos conseguir cambios importantes en poco tiempo con la dieta que hizo mi prima en el herbolario, o la que encontró mi vecina en el primer blog que vio por Google, pero de verdad, ya os adelanto que esos cambios no son los que merecen la pena.
Voy a intentar comparar lo que quiero explicar con una situación sencilla:
Llevas mucho tiempo teniendo el pelo largo y un día, de repente, decides que vas a cortártelo, mucho, pasas de tener una melena de medio metro a una especie de cresta, que tú crees que te queda genial.
Perfecto, un acto puntual (cortarse el pelo) nos ha llevado a un cambio radical e instantáneo (en este caso, un nuevo look).
Pero no ocurriría lo mismo si quiero volver a lucir esa melena que tenía antes, ¿no? NO puedo ir al peluquero y pedirle que me haga crecer una melena… Puedo pedir una peluca, pero no sería mi melena…
Entonces, para llegar a ese objetivo, tendré que estar un periodo largo cuidando mi salud capilar, ¿no?, evitando agresiones que impidan que crezca, esperando pacientemente mientras voy haciendo las cosas bien día a día hasta que esa melena vuelva a estar ahí.
¿Por qué os estoy hablando de salud capilar? Os preguntaréis…
Básicamente, porque estos dos ejemplos son símiles perfectos entre lo que creemos que pasa cuando decidimos perder grasa, y lo que de verdad deberíamos hacer para conseguir el objetivo marcado.
En el primer caso tenemos a las personas que piensan que por dejar de comer 3 días para entrar en el vestido o en el pantalón de la talla que teníamos hace 10 años, ya lo tenemos todo hecho.
El segundo caso representa los cambios en los hábitos diarios, el cuidado y el control que debemos intentar adquirir en el proceso que estamos buscando.
CAMBIAR HÁBITOS PERJUDICIALES POR HÁBITOS BENEFICIOSOS.
No se trata de una carrera de velocidad, sino que esto es una maratón, en la que poco a poco vamos realizando pequeños cambios.
Lo más importante para comenzar estos cambios, que nos llevarán a unos NUEVOS HÁBITOS, un NUEVO ESTILO DE VIDA, es sincerarse con una misma y pensar cuánto estoy dispuesta a dar para que al final del proceso pueda acabar manteniendo estos cambios sin un excesivo esfuerzo.
Otro aspecto fundamental sería que los cambios sean graduales, es decir, que vaya introduciendo pequeños hábitos que no me cuesten demasiado realizar, y cuando haya afianzado ese hábito (por ejemplo, tras un periodo de tiempo de varias semanas, un mes…), sumar otro pequeño cambio.
De otra manera sería intentar cambiarlo todo de golpe, y ya vimos antes con el símil del cambio de look que los hábitos no se adquieren de forma brusca, sino que se adquieren progresivamente e intentando disfrutar de cada etapa del proceso.
Según vaya realizando más y más cambios, será más sencillo continuar porque estaré mucho más familiarizado con ciertas acciones beneficiosas para mí, y más cerca del objetivo final que es la pérdida de grasa a través de un cambio en el estilo de vida.
Me gustaría aclarar que, obviamente, la dificultad en este proceso estará marcada por diversos aspectos, como la situación inicial de la que partas, lo dispuesta que estás a mejorar tus hábitos de vida, la importancia que le des a estos en relación con tu salud, etc…
Sea cual sea tu caso, voy a dar algunos ejemplos de hábitos recomendables para la pérdida de grasa, partiendo de una situación en la que nos cueste perderla;
–ENTRENAMIENTO DE FUERZA. Ya hemos hablado en otros artículos de la importancia de estos entrenamientos en la salud en general, y esta vez no iba a ser una excepción. Comienza realizándolos 1-2 veces a la semana, e intenta aumentar el número de entrenamientos lo que estés dispuesta. Encontrar un lugar donde puedas entrenar de forma divertida y eficaz puede ser la solución.
–CARDIO. Recuerda que, en cuanto al entrenamiento, la prioridad es el entrenamiento de fuerza, pero puedes aumentar tu gasto calórico haciendo alguna sesión extra de ejercicios cardiovasculares. También con actividades no programadas, como utilizando algo las escaleras, dando algún que otro paseo, evitar estar demasiado tiempo seguido sentada…
–DESCANSA. Además del número de horas de sueño, la calidad de este es importante. Crea una atmósfera que te permita un descanso placentero y asegura un mínimo de 7 horas. Se ha podido observar como la falta de horas de sueño está estrechamente relacionado con un mayor deseo de consumir ultraprocesados, lo que probablemente no nos venga demasiado bien…
-¡ENTRA EN LA COCINA!
Cocinar es uno de los actos más infravalorados en el proceso de pérdida de grasa, y al final, la clave va a estar en las elecciones que hagas.
Obviamente no es lo mismo comerse una hamburguesa de un sitio de comida rápida, que hacerla de forma casera eligiendo qué ingredientes la componen y eliminando aquellos que “nos sobren”…
Y ya que entramos en la cocina, vamos a intentar darle más juego a ciertos alimentos como las legumbres, verduras, hortalizas como base de las comidas principales.
Podemos utilizar la fruta y los frutos secos como snacks. Intentar introducir algún alimento proteico en cada ingesta (básicamente para obtener una mayor saciedad).
Y, por último, cuando tengamos sed, abrir el grifo y tomarnos un buen vaso de AGUA.
Estas son algunas acciones generales que pueden ayudarnos a mejorar un estilo de vida perjudicial y convertirlo en uno más beneficioso, pero quiero recordar que la ayuda por parte de un profesional de la salud, a poder ser dietista-nutricionista, SIEMPRE será recomendable cuando creamos que no podemos llevar a cabo el proceso de forma libre.
EL PILAR DE CUALQUIER PROCESO ES LA ADHERENCIA QUE TENGAMOS DURANTE EL MISMO, por lo tanto, realizad cambios que sepáis que vais a poder mantener en el tiempo, sed realistas, y disfrutad del proceso mientras “crece” esa melena y mejoramos nuestra salud.
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